Motivado por la curiosidad, más que por ahorrar, acudí a la zona de juguetes de Mesa Redonda, en una hora adversa para mi preferencia por el clima templado. El emporio es una galeria de cinco pisos, con tragaluz rectangular, y cuyos tres primeros niveles uno se abre paso entre los compradores a estilo de procesión e intercambiando el hedor sudorífico.
Y lo menos que deseaba, era que se me reavivó en el recuerdo, el incendio por fuegos artificiales que ocurrió en el sector. Imaginaba con más preocupación esa posibilidad cuando ascendía hasta el último piso. Llegué a la conclusión que un centro comercial con estas caracteristicas y en época navideña, debe ser determinado con un número de aforo, o sea la cantidad de personas permitida, para que se desplacen con facilidad y puedan escapar con prontitud ante cualquier sismo o incendio.
Y cambiando de tema, pero con relación a la navidad, no hay manera de evitar el congestionamiento vehicular en estas festividades, pero si es reprobable que en algunos casos, esto sea causado por obras inconclusas de municipalidades distritales.
Finalmente, es desagradable y perjudicial para la salud, que en los conos de Lima, estén creciendo las montañas de basura.
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