Durante su niñez, Víctor vio que la avenida principal de San Juan de Miraflores se colocaban unas rieles al nivel del piso. De tal modo que dividió el distrito en dos. Al inicio de su juventud y cuando aprendió a salir solo a la calle, vio que la vía del tren en otros distritos era por elevación, pero con tramos inconclusos, como de la Bolichera, hasta Higuertea. A partir del segundo punto, sólo la berma central presentaba las bases del tren y que al pasar de los años, la municipalidad de San Borja autorizó que los artistas plasticos, pinten motivos de la flora y fauna. también bellos paisajes.
Ahora Victor tiene que cambiar radicalmente sus costumbres como pasajero, adaptado a la cultura combi. Él subirá al tren, en horas fijadas, tendrá que ser puntual, no podrá subir a la volada, dentro del tren no debe poner las zapatillas sobre el espaldar del asiento de adelante, tampoco comer salchipapas ni helados, menos llevar a su mascota, incluido las pulgas.
Al limeño-inca le llegó la hora de adoptar costumbres civilizadas, propias del primer mundo, al menos, en lo que requiere a este transporte, que por años fue el Tren Fantasma
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