Mi texto fue publicado en el periódico "La Verdad", dirigido por Tito Pérez, mes de junio.
El espectador quisiera ver al padre en algún rincón de la película “Asu
mare”. Él brilla por su ausencia y reluce quizás por su conducta culposa. El
film es el homenaje a la “mare”, o simplemente se tituló con el peruanismo que
significa “¡qué asombroso!” o “¡qué terrible!”.
La cinta no se posiciona como un fenómeno del séptimo arte peruano, porque no
es repetitivo que una producción nacional anterior haya atraído millones de
personas a las salas cinematográficas.
El cine es distracción, imagen, sonido ambiental. Los de las butacas ríen
de los correazos, desgracias, hipocresías y pobreza de los limeños de la década
del 80. Hasta llegamos validar que hay un factor hermoso en el barrio descolorido
de Mirones, las ropas modestas de los muchachos, y las empinadas y mugrientas
escaleras de una casona donde funcionaba la academia de cine. En los apuros
económicos, los préstamos y ventas de enseres de doña Alcántara van y vienen.
Hasta que llega como bendición, que la madre hable por teléfono con la “Señito”
Gisela Valcárcel.
Ya pasó los días de jarana familiar donde su pequeñito vibraba con el
landó, y no le iba bien tocando el cajón. Ahora es un adolescente y su entorno
son los amigos de la escalera y de la promoción. Ellos trascienden del
geométrico y opaco barrio para descubrir y moverse entre el círculo de los surfeadores miraflorinos y las ex
colegialas del San Silvestre. Les corroe la idea del ascenso social. Sacan de
su billetera el subjetivo billete de la creatividad. A veces logran utilidades,
y en otras, déficit.
El único salvavidas del pobre Alcántara es “apegarse” con el amigo entrador,
y con el productor de cine, la meta es dejar de recursear. Pero él es perseverante, sabe que una raya más al tigre es
irrelevante. Logra con ingenio que de primeras el comprador de la “Master,
Baster, Two” le agrade el valor agregado en su nariz.
Finalmente, en los últimos encuadres de esta película showman-biográfica, vemos
que los actores secundarios son reemplazados por los amigos reales, como mejor
muestra de gratitud de quien no le cambió la fama.
1 comentario:
bueno, recién pude leer tu comentario, no esperaba menos de Ud. Galvan como siempre con tan buen léxico, y con mucho tino, sin querer hechar basura al peruano emprendedor, que se recursea como Ud. mismo lo dice. exitos.
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